La
ciencia y la tecnología juegan un papel determinante en el progreso de los
pueblos y las naciones. Por lo tanto, es importante que las personas se
encuentren bien informadas sobre la situación de estos temas en su localidad,
región, estado, país e incluso a nivel mundial. Desde la independencia de
México, se ha reconocido la importancia de la ciencia en la planeación del
desarrollo nacional (1). Sin embargo, sabemos de sobra que poco se ha avanzado desde entonces y
la falta de apoyo a la ciencia mexicana se ha agudizado en los últimos sexenios.
Desde 1990 a la fecha, por ejemplo, el gasto federal en Ciencia y Tecnología nunca ha sido mayor
al 0.5 % del PIB nacional. Más aún, durante el 2007 sólo un 0.37 % del PIB (http://datos.bancomundial.org) fue
designado para este rubro y el porcentaje designado durante el actual sexenio ha oscilado en torno a esta cifra (La Jornada: 10/05/2009; 18/08/2011). Esto a pesar de que de acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, la ciencia y la tecnología eran prioritarias (La Crónica: 16/11/2011).
Recientemente, la Asociación Mexicana de Directivos de Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (Adiat) concluyó la Declaración de Monterrey, la cual establece que México requiere para el 2018 de por lo menos: 1) la generación de 5,000 nuevas plazas de investigadores, 2) registrar 5,000 patentes, y 3) la designación del 1% del PIB para ciencia y tecnología (El Economista: 23/03/2012).
Recientemente, la Asociación Mexicana de Directivos de Investigación Aplicada y el Desarrollo Tecnológico (Adiat) concluyó la Declaración de Monterrey, la cual establece que México requiere para el 2018 de por lo menos: 1) la generación de 5,000 nuevas plazas de investigadores, 2) registrar 5,000 patentes, y 3) la designación del 1% del PIB para ciencia y tecnología (El Economista: 23/03/2012).
Es por lo tanto necesario leer, revisar y discutir esta declaración, no
sólo considerando la situación de la ciencia y la tecnología a nivel de nuestro
país, sino también la utilidad y validez de estas propuestas en al ámbito
internacional (La Crónica: 16/11/2011). Sería además altamente recomendable vincularla con los
textos citados en esta última opinión (e.g., con el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación 2008-2012; Science, Technology and Innovation in the NewEconomy. Policy Brief. OECD Observer 2000; Casas y Dettmer 2003, Pág. 137). Asimismo,
será necesario también proponer ideas y facilitar información sobre otros valores y usos de la ciencia más
allá de su mercantilización. Primordialmente, información
que nos permita definir una ciencia propia y competente, y no simplemente
emular lo que se ha venido desarrollando en los países denominados como científica y
tecnológicamente avanzados.
Nota 1: Posteriormente
se podrán contrastar estos documentos y las opiniones personales vertidas sobre
los mismos con la de los candidatos a la presidencia de la república para este
2012.
Nota
2: Si alguien tiene más información al respecto, favor de añadirla para su
análisis y discusión.